La vida es un jardín; lo que siembres en ella, eso te devolverá. Así que elige semillas buenas, riégalas y con seguridad tendrás las flores más bellas. Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada, es una simiente. Cada una tiene en sí el poder vital y germinativo. Procura, entonces, que caiga tu simiente en el surco abierto del corazón de los hombres y vigila su futuro. Procura además, que sea como el trigo que da pan a los pueblos y no produzca espinas y cizañas que dejen estériles las almas. Muchas veces sembrarás en el dolor, pero esa siembra, traerá frutos de gozo. A menudo sembrarás llorando, pero ¿quién sabe si tu simiente no necesita del riego de tus lágrimas para que germine? . No tomes las tormentas como castigos. Piensa que los vientos fuertes harán que tus raíces se hagan más profundas para que tu rosal resista mejor lo que habrá de venir. Y cuando tus hojas caigan, no te lamentes; serán tu propio abono, reverdecerás y tendrás flores nuevas.
4 comentarios:
Menudo texto más rico en matices, y como anima, me gusta mucho.
Abrazo
Precioso texto Juani, es la propia vida...besos
¡¡muy buena entrada Juani!!. Seguiré, e intentaré sembrar "buenas semillas"a mi paso, aunque a veces veo piedras entre los surcos, tu entrada valora lo bueno de las personas. Besossssssss y buena semana amiga.
Hola Juani,que razón tienes cuando dices que se recoje lo que se siembra ( cierto como la vida misma)
Un abrazo!
Isabel.
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