lunes, 30 de agosto de 2010

Ten calma....

Desacelera el ritmo de tu corazón silenciando tu mente.

Afirma tu paso con la visión del futuro.

Rompe la tensión de tus nervios y músculos con la dulce música de los arroyos que viven en tu memoria.

Vive intensamente la paz del sueño.

Aprende a tomar vacaciones de un minuto, al detenerte a mirar una flor, al conversar con un amigo, al contemplar un amanecer o al leer algunas líneas de un buen libro.

Recuerda que vivir más intenso no quiere decir vivir más rápido y que la vida es más que aumentar la velocidad.

Voltea hacia las ramas del roble que florece y comprende que creció grande y fuerte porque creció despacio y bien.

Ten calma, desacelera el paso y echa tus raíces en la buena tierra de lo que realmente vale, para así crecer hacia las estrellas.

Cada mañana, al despertar, pide a Dios que te de templanza y fortaleza para enfrentar las luchas cotidianas.

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